La Ciencia Misma Demuestra que la Realidad Objetiva No Existe
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En 1952,
Niels Bohr escribió:
Físico explica
cómo una visión científica
rigurosa
indica que la realidad objetiva
no existe.
"Aquellos que no han entrado en shock cuando primero supieron de la teoría quántica no la pudieron haber entendido".
Esto es debido a que
la física quántica estremece
completamente
la realidad convencional de la
física clásica, que sigue dominando en la mente colectiva.
Mayormente la teoría
quántica destruye la noción fundamental de la ciencia, que existe
una realidad objetiva, independiente de la observación subjetiva.
Lo explico así Werner
Heisenberg:
"lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestros métodos de interrogación".
Seguimos viviendo
intelectualmente en un mundo de hace más de 100 años, lo cual no es
extraño, ya que lo que postula la física quántica es realmente
radical y va en contra de una noción profundamente arraigada en
nuestra percepción:
aquella de un mundo sólido separado en un sujeto y un universo de objetos.
Pero, como dice José
Ignacio Latorre, catedrático de física quántica en la
Universidad de Barcelona:
"La ciencia desmonta el prejuicio de una preexistente realidad objetiva y local... La ciencia desmonta esta hipótesis que creíamos sólida. ¡Con prejuicios... no eres científico!".
Es un prejuicio que la
mayoría de los científicos parecen todavía defender la objetividad
de la realidad, algo hasta cierto punto natural pues, por la dureza
de la costumbre, es más fácil moverse en un mundo donde se piensa
que todas las cosas son sólidas e independientes.
Asimismo, abandonar la
noción de una realidad objetiva pone en crisis a la ciencia en tanto
que coloca en entredicho muchos de sus fundamentos y su aparente
poder por sobre las demás formas de conocimiento, esencialmente esa
idea de que la ciencia tiene la exclusividad de lo "objetivo", un
conocimiento superior que hoy sabemos que es ilusorio.
Por otro lado, también es
cierto que la física clásica funciona bien en el plano de la
realidad ordinaria.
Si olvidáramos que las
cosas tienen una naturaleza espectral y metiéramos la física
quántica en el clóset, podríamos seguir adelante sin inquietarnos
demasiado por la naturaleza fundamental del universo.
Latorre explica:
La física clásica es determinista, pero todos los experimentos de mecánica quántica demuestran que venimos del azar. Y nos enseñan humildad: ¡nos dicen que no tenemos derecho a conocer la realidad!...Cada experimento a escala subatómica, quántica, nos dice que sólo podemos captar alguna información (posición, movimiento...) del electrón y de otras partículas, ¡pero no conocer su esencia!En cuanto las miras, inevitablemente las perturbas y alteras...La realidad es un concepto sutil. Existe en la medida en que la miras. Acercarte a conocerla... la condiciona, ¡la crea!
Lo anterior hace
referencia al problema de la observación en la mecánica quántica,
algo que llevó a John Wheeler a formular su teoría de un
universo participativo, en el cual
el cosmos entero existe de manera dependiente de un observador y la
información juega un papel primordial.
Andréi Linde, uno
de los físicos más reconocidos del mundo, nos recuerda esto mismo:
Debemos recordar que nuestro conocimiento del mundo empieza con la percepción, no con la materia. Estoy seguro de que mi dolor existe, porque mi "verde" existe, y mi "dulce" existe.No necesito prueba de su existencia, porque estos eventos son parte de mí; todo lo demás es una teoría.
¿Acaso no es la más
grande alucinación, defendida por tantos científicos materialistas,
considerar que el mundo está lleno de objetos materiales
independientes, de alguna manera auto-existentes, más reales que
nuestra propia percepción?
Esta noción es
paradójicamente metafísica, ya que no podemos comprobar de ninguna
manera que existan realmente estos objetos (de los cuales se deriva
la objetividad) porque dependemos de nuestra percepción para
conocerlos, les proyectamos una realidad metafísicamente...
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