¿La Tierra es un Ser vivo? – La Sorprendente Hipótesis Gaia

ojodeltiempo.com
por Damian NT
La teoría Gaia, concebida por el químico ingles James Lovelock al final de la década de los sesentas, propone que nuestro planeta se comporta como un organismo viviente. Desde su incepción, la teoría ha impulsado el quehacer científico y encendido el fuego de la imaginación de incontables mentes.  Estudiando la composición atmosférica de la Tierra y de planetas vecinos mientras trabajaba para la NASA, Lovelock observó que las atmósferas de Venus y Marte se encontraban en equilibrio químico, mientras que la de nuestro planeta parecía encontrarse en un alto estado de desequilibrio. A sabiendas de que un clima dado depende de una composición atmosférica determinada, el investigador cayó en cuenta de que la Tierra había mantenido condiciones atmosféricas aptas para la vida (o en desequilibrio químico) por un largo período de tiempo a pesar de un aumento de 30% en la luminosidad solar. Es decir, aun con una mayor incidencia solar (Ej. un planeta con mayor temperatura), la atmosfera terrestre se mantuvo en un dinámico equilibrio propicio para la evolución de la vida.
Estos hechos condujeron a Lovelock ha suponer que los organismos vivos eran los responsables de influenciar y regular la composición atmosférica de la Tierra manteniéndola apta para su sobrevivencia. Así, a través de diversas publicaciones, surgía la hipótesis Gaia. Tiempo después y con la valiosa colaboración de la microbióloga estadounidense Lynn Margulis, fue posible reconocer no sólo los mecanismos por los cuales la biota regulaba su entorno activamente, sino que también el dinamismo del una vez pensado estático entorno. La hipótesis fue reemplazada por el supuesto de que la biota y su ambiente conforman un solo proceso evolutivo auto-regulante, en el que ninguna de las dos partes se encuentra a cargo. La teoría Gaia reconoce que la vida y el planeta Tierra son fieles compañeros en el viaje de la evolución.
Volviendo a los descubrimientos iniciales de Lovelock, es muy posible suponer que en sus inicios, nuestro planeta evolucionaba hacia un estado como el de Marte y Venus–-un cuerpo estelar árido con una atmósfera desprovista de energía y grandemente compuesta de dióxido de carbono. Sin embargo, los primeros organismos (bacterias) que emergieron en el planeta utilizaron los compuestos encontrados en la corteza terrestre, los océanos y la atmósfera para crear sus diminutos cuerpos unicelulares. Las primigenias bacterias regresaban sus desechos al ambiente  y sus propios cuerpos a la hora de su muerte y al llegar a una considerable abundancia fueron capaces de cambiar la composición de la atmósfera, los océanos y la corteza terrestre. Poco después su origen, la biota se adaptaba no solo al entorno geológico de su nacimiento sino a un ambiente de su propia creación. Biota y ambiente se entrelazaron íntimamente en una relación planetaria de reciprocidad que ha mantenido las condiciones ambientales aptas para la vida desde hace aprox. 3.6 billones de años.
Además de la regulación de la temperatura global atmosférica, la teoría Gaia propone como evidencia la existencia de distintos procesos homeostáticos o autorregulantes a nivel planetario. La concentración de oxígeno atmosférico, fuente de vida para incontables especies, es mantenida a determinados niveles a través de miles de años, sin importar que el oxígeno sea uno de los elementos más reactivos que se conocen. De la misma forma, a pesar del constante flujo de partículas y compuestos salinos que encuentran su camino hacia los océanos, la salinidad oceánica se ha mantenido constante a través del tiempo. El dióxido de carbono y su ciclaje desde su origen volcánico a la atmosfera pasando por organismos fotosintetizadores, suelos, rocas, bacterias, ríos, hasta los océanos y magma, constituye también uno de los principales circuitos homeostáticos planetarios. El dióxido de carbono, el oxígeno atmosférico, la salinidad de los océanos y la temperatura global, y la vida constituyen diferentes facetas de la danza planetaria conocida como la teoría Gaia.

Importancia

La teoría Gaia ha tenido numerosas y valiosas contribuciones a la ciencia. Ahora sabemos que los distintos organismos que pueblan el planeta sirven como vectores de transferencia de nutrientes entre diferentes ecosistemas, que la biota influye grandemente en las tasas de intemperismo de las rocas y que microorganismos están involucrados en la formación de nubes y por ende en la regulación del clima planetario, y mucho más. Con relación a la teoría de evolución por selección natural de Darwin, Gaia amplia esta visión al postular que los organismos no solo se adaptan a su ambiente sino que también lo influencian, y más aun, conforman un solo proceso.
A nivel filosófico, la teoría Gaia ofrece una nueva manera de hacer ciencia. Al intentar estudiar el planeta como un todo, como un meta-organismo, es necesario un enfoque transdisciplinar en el que diferentes ramas de la ciencia (Ej. ecología, geología, microbiología, etc.) se unen y participan para generar estructuras coherentes de conocimiento. De esta manera va mas allá de la visión mecánica y reduccionista de la ciencia convencional, proponiendo alternativas de acción para hacer frente a la crisis ecológica planetaria actual.
Pero tal vez,  la contribución más importante de la teoría Gaia se ha sentido a la sociedad en general. Ha contribuido a generar una visión más ecológicamente orientada, enfatizando la intima relación entre todos los seres vivos y el planeta. Así también hace énfasis en la gran influencia que los seres vivos, incluyendo el Homo sapiens, tienen en su entorno del cual dependen, reempoderándonos para enmendar los daños que hemos causado a nuestro hogar y sus habitantes. ¿Sabías que vives dentro de un gigantesco organismo girando alrededor del sol?
Fuente: http://bioalkimia.org

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